Polémica de Justin Bieber sobre Anna Frank, ¿se equivocó el Community Manager?

El pasado sábado Justin Bieber hacía más de Justin  Bieber que nunca y nos dejaba una gran cita para la humanidad. Anna Frank, la adolescente judía que sufrió el acoso de los nazis en Holanda, era tan buena chica que se merecía ser una ‘Belieber’. Ese ataque narcisista de popstar adolescente tiene al menos un atenuante. La declaración se produjo en un entorno relativamente privado, un libro de visitas. Fue el Community Manager el que desnudó al divo ante el mundo exhibiendo su pifia en el muro de Facebook del museo.

El papel del Community Manager resultó clave en la polémica. Es cierto que cualquier visitante podría dejar al descubierto el desliz,  pero sólo un portavoz podía darle rango de oficialidad. El resto de denuncias, fotos incluidas,  quedarían rebajadas a la categoría de chascarrillo o de leyenda urbana. La lectura más fácil es pensar que el Community Manager se equivocó, que se dejó llevar por el tirón del personaje y que no supo valorar el alcance de las declaraciones. La propia reacción del museo, que salió en defensa de la estrella el lunes, en lo que puede ser una desautorización encubierta, parece avalar esta versión.

Pero a veces las cosas no son lo que parece, lo que deja abierta una interpretación más maquiavélica. Lo primero que extraña es que el museo no se dió mucha prisa en atajar el incendio y reaccionó dos días más tarde pese a que las redes sociales se encontraban en pleno linchamiento del cantante. No era su crisis de reputación y el Community Manager pudo tomarse libre el resto del fin de semana.

¿Pudo beneficiarle la polémica al museo?. El impacto fue indudable y, lo mejor para el museo, hasta positivo. Los ataques arreciaban contra el narcisismo de Bieber, lo que elevaba la figura histórica de Anna Frank. Aunque carecemos del número de visitas a la web, disponemos de los datos públicos de sus redes sociales. En Facebook el museo tiene un fuerte tirón con 51.932 seguidores y se beneficia de una buena interacción con casi 6.000 usuarios que participan.

El diario de Anna Frank ha sido traducido a numerosos idiomas como el italiano.
El diario de Anna Frank ha sido traducido a numerosos idiomas como el italiano.

Pero la locuacidad de Bieber disparó las cifras de participación y 3.760 seguidores compartieron el contenido, multiplicando por 30 las entradas habituales. El duelo entre fans y detractores se decantó claramente por estos últimos alcanzando 7.500 likes sus comentarios críticos por los 2.138 de la noticia redactada por el museo. La rectificación del centro sigue teniendo repercusión, aunque se deshincha y sólo consiguen que 123 internautas compartan la nota, un volumen que se acerca al promedio habitual de las entradas.

En Twitter la declaración de Justin Bieber cayó como una bomba atómica. La entrada es retuiteada 1.880 veces cuando lo habitual para el museo es quedarse lejos de los 10. La defensa disculpatoria también levantó pasiones con 1.493 retuits.

La casa de Anna Frank no es precisamente un museo desconocido. Más de un millón de visitantes acuden cada año a la instalación, que se ha convertido en un lugar de culto contra el Holocausto judío. A pesar de ello, la noticia proporcionó al centro dos días de gloria dando la vuelta al mundo.

La repercusión me hace sospechar de una actuación premeditada por parte del Community Manager. Para una marca la irrelevancia puede resultar aún peor que la mala reputación. ¿Pudo el museo lanzar la noticia como una campaña encubierta publicitaria altamente inflamable? ¿qué opináis?

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