Sin duda estamos viviendo una época en la que compartir es una de las cosas que están más de moda. Las redes sociales y las nuevas tecnologías en general, permiten que estemos en contacto con gente de otras partes del mundo, tengamos acceso a mucha más información, y deseemos comentar con el prójimo muchas de las noticias que vemos. Pero justamente encontramos otra visión de las redes sociales: son consideradas por muchos como un instrumento antisocial, que provoca interrupciones en la comunicación offline de la gente, y que hace, que en definitiva, estemos como robots, mecanizados, alienados, aislados y embobados delante de la pantalla.
Y esto, está desarrollando un movimiento que defiende otra visión del acto de compartir. Se piensa que la verdadera comunicación no se halla en la vida online, sino en la vida real. Y bajo esta corriente surge en publicidad, la tendencia de ciertas marcas (sobretodo de bebidas) de realzar el hábito de compartir de tú a tú en la propia realidad, fuera de Facebook, Twitter, etc. Aquí, mostramos algunos ejemplos.
La campaña de San Bartolo, es uno de ellos. La conocidísima marca estableció el 29 de junio como día de San Bar-tolo, un día que serviría para honrar a todos los bares, por ser lugares donde la gente comparte sus risas, alegrías, tristezas y también la bebida. Y una de las más compartidas es Coca-Cola. Cabe decir que la marca ha estado haciendo hincapié durante mucho tiempo en el concepto “compartir” por lo que muchas de sus acciones están impregnadas bajo el mismo. Otra acción de marketing es la que hizo en su producto: creó unas latas de coca-cola que literalmente se podían partir por la mitad y compartir.
Amstel tampoco se queda atrás. Con la idea de promover lo que particularmente llamo la “comunicación bipersonal” realizó una acción en la que el visitante una vez llegaba al bar, con el fin de que desconectara de verdad de los problemas, podía dejar su móvil en una casilla a cambio de una cerveza gratis.
Otra acción fue el viral de Acción contra el hambre, donde el hábito de compartir es el protagonista. Niños de varias edades fueron sometidos a una situación que desencadena en un final muy curioso. Todo ello para concienciar al usuario sobre la posibilidad de compartir lo que tenemos con los más desfavorecidos.
No hay duda de que tanto si compartimos o no, da mucho gozo ver que el marketing también resalta facetas del consumidor más solidarias y bonitas como ésta. Así que, esperemos que se sigan creando campañas tan ingeniosas como éstas, y no se explote el concepto creativo de una forma abusiva y sin gracia. No queremos que nuestro consumidor aborrezca el maravilloso concepto de compartir, ¿verdad?