Hoy he tenido una idea brillante: publicidad en la sopa. ¿Os imagináis? Te vas a comer una sopa, de esas que tienes letras y todo, y cuando te acercas con la cuchara…. ¡zas! Las letras forman un slogan con más o menos sentido para incitarme a que compre una marca de desodorante femenino. Después, la idea podría extenderse a publicidad en las ondas que emiten los microondas, o incluso publicidad en nuestros sueños. ¿No es brillante? Pues no.
Cuenta www.anuncios.com que la empresa española MassyPhone ha inventado una herramienta que permite enviar mensajes publicitarios vía WhatsApp. A partir de ahora, entre los WhatsApp de tu novia, de tu madre, del chat que tienes con tus amigos o del que tienes con la peña ciclista, se intercalarán mensajes de compañías de seguro, cadenas de restauración, perfumerías o tiendas de material deportivo. Alguien ha debido pensar que como WhatssApp tiene más de 250 millones de usuarios en el mundo,esta es una magnífica manera de publicitar productos para las marcas.
Naturalmente, el usuario no podrá contestar los mensajes que reciba, como ocurre ahora cuando recibimos un SMS de una marca comercial. A veces saludamos a los medios digitales como herramientas perfectas para dialogar, frente a otros soportes como la prensa, la TV o la radio. Pero cuando se nos presenta la oportunidad, utilizamos esos medios digitales de la misma manera que usábamos esos otros medios. Recibir un WhatsApp y no poder contestarlo va contra la naturaleza propia de WhatsApp, igual que lo va el meterse en un espacio privado del consumidor posiblemente sin un consentimiento expreso. Porque cuando los usuarios se despiertan por la mañana y miran las notificaciones de su teléfono, no esperan encontrarse WhatsApps de una frutería o de una clínica dental. Espera encontrarse avisos de personas a las que pueda contestarles con palabras, con imágenes o con emoticonos. No están esperando encontrar un mensaje de una marca a la que ni si quiera podrán contestar.
Creo que el Mobile tiene muchas potencialidades a nivel de comunicación comercial. Pero la comunicación comercial no es lanzar ofertas a destajo al teléfono móvil. Una visión más amplia de la comunicación comercial nos invitaría a entender a esta como un medio de relación con el cliente. Y la relación con el cliente no implica “conversar” siempre con él, sino saber administrar los momentos de contacto en función de los objetivos. Por ejemplo, avisar al cliente de que la luna de su coche está arreglada, como hace Carglass, es utilizar el teléfono de una manera inteligente. Me da igual que sea por SMS que por WhatsApp. Todo lo demás se llama SPAM. SPAM hasta en la sopa.

El contexto, amigo Miguel… la importancia del contexto, los puntos de contacto y el canal más óptimo para relacionarte.
Por cierto, hace muchos años, Segarra en su etapa en Delvico Bates ideó una gráfica de letras en la sopa 😉
Es una noticia interesante, comprobaremos a ver si se lleva a cabo y si los usuarios están dispuestos a mantenerlo o podrán hacer algo por evitarlo, pero sin duda es una buena idea, enhorabuena