Conseguir la atención del consumidor es cada vez más difícil, por eso una de las estrategias de marketing más recurridas consiste en el desarrollo de publicidad en el lugar de venta (PLV).
En dicho lugar el consumidor toma gran parte de sus decisiones, y en él las marcas (a través de sus diseños, colores, formatos, posiciones…) luchan por llamar su atención y ser elegidas en tan solo unos segundos. Así se han producido grandes transformaciones con el fin de hacer de la visita, búsqueda y del acto de compra toda una experiencia para el consumidor. Por poner un par de ejemplos cabe señalar la creación de áreas con las que se tematizan algunos lineales o el uso de las distintas estrategias del marketing experiencial para estimular los sentidos del consumidor. Iniciativas que conducen a la “future store” y que harán evolucionar a la PLV a límites sorprendentes. La publicidad se presentará en los dispositivos electrónicos de cada cliente (smartphone, Google Glass…) de manera automática durante su estancia en el punto de venta, y se desarrollarán nuevos dispositivos que éste podrá utilizar durante su compra (paneles informativos electrónicos, carros de la compra inteligentes…).

Sin embargo, los resultados de la PLV son pobres en comparación con otras estrategias, además, existen grandes dificultades para saber con precisión cuál es el efecto que producen en los consumidores. Las encuestas (una de las técnicas más recurridas) no son fiables por varias razones: 1. La respuestas son racionales mientras que la elección del producto/marca es emocional (la razón sólo lo justifica pero no lo explica); 2. Las respuestas a las encuestas requieren del uso de la memoria del momento de compra, memoria que es “constructiva” y, en muchas ocasiones, falsa.
Por estas razones la neurociencia tiene cada vez mayor cabida en el marketing. Sus técnicas permiten saber qué sucede en el cerebro del consumidor en el momento de la compra y, por tanto, permiten conocer los efectos de la PLV en él. Sus mediciones se realizan sin preguntar al consumidor, aunque requieren de una tecnología muy especializada y, a veces, muy costosa. Pero al igual que la PLV, dicha tecnología está inserta en un proceso de desarrollo, lo que permitirá acceder a herramientas con las que se podrán recoger mediciones biométricas y neurológicas de la actividad del consumidor en el momento de la compra. Por ejemplo, se puede hablar de los aparatos portátiles de encefalografía, de las gafas de seguimiento ocular (“eye tracking”), o de la conductancia de la piel (pulseras) como algunas de estas herramientas.
Sea como fuere, el punto de venta está en una constante transformación en el que las nuevas tecnologías protagonizarán los escenarios de la compra, bien para llamar la atención del consumidor, bien para saber cuál ha sido su comportamiento durante su elección.
Muy intetresante, me gustaría tener información de campañas de fidelización en profesiones o tareas dificiles de asumir y que esten 100% satisfechos de lo que hacen.
La neurociencia en el Marketing se me hace muy interesante, pero ya en su aplicación me parece invasiva y controladora, se siguen buscando innovaciones para poder vender y competir en un mundo feroz, pero he observado que el consumidor cuando se siente que pierde la libertad de eleccion rechaza por completo el querer elegir y no compra nada.