A día de hoy las experiencias ofrecidas son un atributo fundamental de la proposición de valor de la marca y, en consecuencia, el marketing experiencial ha pasado a ser un pilar fundamental en la estrategia de cada empresa. Así, el producto está dejando de ser el centro de atención de las distintas estrategias de marketing, para que sean las experiencias que lo rodean y que se ofrece a los consumidores, las que copan su atención. En palabras de Raúl Sánchez y Max Lederman (autores de Marketing experiencial: La revolución de las marcas), “los negocios vivirán o morirán no por los atributos que aseguren tener, sino por la experiencia que ofrezcan a los consumidores en todas sus interacciones: en la tienda, en el sitio web, con el producto y a través de eventos y publicidad.”
Con el marketing experiencial se procura “diseñar o gestionar experiencias para los consumidores”, siendo fundamental porque las experiencias positivas hacen que los clientes hablen de la marca a los demás, convirtiéndose en sus “embajadores” ayudando a establecer las bases de la comunidad en torno a la marca. Con ello, el consumidor pasa a ser el centro, el impulsor de los diálogos, conversaciones e interacciones que difunden la marca, sobre todo, a través de la web 2.0 en la que la figura del prosumidor (productor y consumidor de contenidos), toma todo su significado como “embajador” de la marca, generando y difundiendo mensajes que hablan de ella.

En pocas palabras, la experiencia del consumidor o, mejor dicho, del prosumidor ha pasado a ser el principal punto de interés para todas las marcas, por lo que las empresas tendrán que desarrollar estrategias con las que diferenciar todo aquello que rodea a sus productos ofreciendo una experiencia veraz, auténtica e intensa. En palabras de Sánchez y Lederman: “Es como el caso de los cajeros automáticos, que los bancos promocionaron en un principio diciendo que el ahorro revertiría en el consumidor. Ahora están cobrando por sacar dinero de un cajero, y por meterlo. No importa lo bueno que sea el sistema, nunca conseguirán reemplazar a un buen cajero humano que sabe saludarte y hacer que disfrutes de la experiencia de compra.”
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