Naming, ¿cómo poner nombre a la marca?

Naming 2. Moisés Alonso

 

Dentro del branding (proceso de construcción de la marca) el naming (creación del nombre de la marca) es una de las dimensiones más determinantes, pues el nombre que se ponga a la marca es fundamental y supone el primer avance para poder lograr resultados.  Es un paso que da lugar a la creación de la identidad de la marca, ya que su nominación supone su singularización, y con ello, la diferenciación de su producto/s con los de la competencia.

Es importante que el nombre sea fácil de recodar, también que sea corto, llame la atención y que se vincule de algún modo con el pensamiento de su target, hable de la actividad de la empresa… Por ello, construir una buena marca cuesta muchos años y esfuerzo, y permanece tanto como la empresa o el producto. Es decir que una vez que el nombre de la marca se ha lanzado al mercado, ya no tiene posibilidades de cambio.

Con el naming se pretende que los consumidores de la marca, al escuchar su nombre, identifiquen el producto y le atribuyan las características que lo hacen distinto. O dicho de otra manera, en realidad el consumidor no compra productos, sino que compra marcas, o más bien, compra las imágenes mentales que crea la marca cuando escucha su nombre (posicionamiento en la mente del consumidor). Para tener un posicionamiento óptimo en la mente del consumidor, la marca ha de invertir en diferentes estrategias de publicidad para que éste le asocie los valores que busca con su imagen (calidad, confianza, responsabilidad, innovación, desarrollo, modernidad…).

Así, y según uno de los grandes expertos en la materia: Joan Costa, se puede atender a dos realidades con respecto a la marca: el <<mundo A>> (mundo físico de la marca), y el <<mundo B>> (mundo mental de la marca). En el <<mundo A>> están las imágenes materiales como logos, símbolos… Por lo tanto, los significados, decisiones y acciones con respecto a las marcas están en el <<mundo B>>.

En conclusión, el nombre de la marca es lo más escuchado, leído, visto y pronunciado a través de los grandes medios de difusión (embalajes,  productos, comercios, anuncios, promociones). Es lo que motiva al consumidor a adquirir sus productos dada la imagen mental que tenga de la marca en función de los valores que ésta le haya transmitido. Así un buen nombre, puede suponer una gran ventaja competitiva para la marca.

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