Conozco la informática desde los tiempos de la tarjeta perforada. De ahí se pasó a unos discos rígidos con forma de ala de sombrero o de OVNI. Aparecieron los discos duros internos, al principio de 20 Mb y poco a poco fueron aumentando de capacidad de almacenamiento. Surgieron los discos flexibles extraíbles; al principio de 8 pulgadas, luego de 5 1/4 ” y después de 3 1/2 “. Después entró en escena el pendrive conectable por el puerto USB. Y por fin, no hace mucho tiempo, la moda es almacenar todo en “la nube“.
Cuando se habla de la nube no quiere decir que todos nuestros datos estén en el mismo sitio. Cada aplicación tiene su nube. Twitter tiene la suya, Pinterest igual, Facebook lo mismo, etc …
Ahí quedan los datos que gestionan esas plataformas, pero es que luego existen otras nubes donde podemos depositar lo que nos venga en gana. Dropbox, Google Drive, iCloud, etc …
¿Y por qué está tan de moda el almacenamiento en la nube o cloud computing?
Ya respuesta es bien sencilla: porque el ser humano es cómodo por antonomasia. Es muy cómodo guardar todo en un lugar donde otros se van a encargar de su custodia. Se acabó eso de que se estropeen los disquetes por cualquier accidente, se acabó eso de dejar olvidado el pendrive día sí, día también …
¿Y a dónde nos lleva todo esto?
A una dependencia total de la tecnología. A una dependencia total de terceros, y a una pérdida total de privacidad.
Hasta hace poco, un corte de suministro eléctrico (¡ahí va!. ¡se ha ido la luz!) paralizaba el funcionamiento de oficinas y despachos. Hoy en día no hace falta que se vaya la luz, basta con que Internet no funcione y se habrá paralizado la actividad de muchos negocios por la dependencia de “la nube”.
No estamos lejos en que los cyborgs y la inteligencia artificial formará parte de lo cotidiano
Sin que casi nos demos cuenta se nos hace ir a un sistema de funcionamiento en el que va despareciendo el persona-persona, para ir al de máquina-persona. Quien hoy en día no disponga de una tarjeta bancaria con la que obtener dinero de los cajeros o con la que poder realizar pagos al contado o a crédito, ya ve mermada de forma drástica su autonomía de funcionamiento, debiendo desplazarse a veces a largas distancias para encontrar oficinas de atención al cliente con personas físicas.
Una vez más, la tecnología va haciéndose dueña del destino de los humanos.
Pero, aun siendo serio este aspecto, no es el más preocupante.
Desde mucho antes de la aparición de los ordenadores ya se daba por bueno aquello de que “la información es poder“. En la era del boom de la informática y de Internet eso se ha hecho más patente todavía.
Todo ello me lleva a una preocupante reflexión: ¿qué ocurriría si los datos privados, profesionales y de todo tipo que están en la nube cayeran en manos de personas sin escrúpulos? ¿Es muy descabellado pensar que eso pudiera ocurrir? ¿Acaso no ha sucedido ya que visionarios enajenados han pretendido dominar el mundo?
¿Acaso no estaríamos cerca de aquel vaticinio que se hizo en el Apocalipsis sobre la marca de la Bestia?
Ufff … cuando menos todo esto me inquieta un poco.
Agradezco tus comentarios.
Muy interesante el artículo, pues sí estoy de acuerdo con tu reflexión final de, qué pasaría si alguien consiguiese nuestros datos.
wawwwwww no es decabellado nada. Lo que la mente del hombre puede imaginarse se puede volver realidad. Estemos preparados para eso. Pero cómo? Si nos integramos a la tecnología nos volvemos dependientes de ella y si no; estamos en desventaja total. Ahora cuál es la manera de salvaguardarnos de ello??? Aún no le encuentro una salida…
Gracias por el comentario Joel. Efectivamente puede verse como un callejón sin salida. La salida es salvaguardar ante todo la consciencia y la conciencia de ser humanos, la empatía, la solidaridad, el desapego y usar la tecnología para servirnos de ella, sin convertirnos en sus esclavos.
pues creo que se debería recuperar ciertos aspectos cotidianos entre personas y dejar las maquinas aun lado, pero es imposible como tu bien dices los humanos somos comodos por naturaleza