Conozco la informática desde los tiempos de la tarjeta perforada. De ahí se pasó a unos discos rígidos con forma de ala de sombrero o de OVNI. Aparecieron los discos duros internos, al principio de 20 Mb y poco a poco fueron aumentando de capacidad de almacenamiento. Surgieron los discos flexibles extraíbles; al principio de 8 pulgadas, luego de 5 1/4 ” y después de 3 1/2 “. Después entró en escena el pendrive conectable por el puerto USB. Y por fin, no hace mucho tiempo, la moda es almacenar todo en “la nube“.
Cuando se habla de la nube no quiere decir que todos nuestros datos estén en el mismo sitio. Cada aplicación tiene su nube. Twitter tiene la suya, Pinterest igual, Facebook lo mismo, etc …
Ahí quedan los datos que gestionan esas plataformas, pero es que luego existen otras nubes donde podemos depositar lo que nos venga en gana. Dropbox, Google Drive, iCloud, etc …
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