Se busca curso

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Escribo este post para encontrar respuestas. Lo escribo porque me gusta formarme de manera contínua y porque es lo que me piden contántemente: que me recicle.

Soy autónoma, a nadie se le escapa lo que significa eso: horarios muy sujetos- extensos y la inexistencia de un jefe que te dé la tarde libre para irte a un cursillo. Suelo buscar cursos cerca de por donde yo vivo (normalmente suele ser en Bilbao) para poder acudir sin problema… pero casi siempre me topo con el mismo problema: los días en que se imparten y los horarios.

Y claro, comienzo a preguntarme… ¿para qué y para quién se hacen realmente esos cursos? Estamos en un momento donde más se habla de empatizar con el otro… que si procomún… que si co-laboración… la tan nombrada “conciliación”… y a la hora de la verdad todos esos maravillosos conceptos se ven traducidos en ” voy a proponer un curso en horas de trabajo, claro que sí” (ya veis que el precio ni lo nombro… eso es otro tema…)

Y seguramente, alguno estará pensando: ” pues porque no puedas ir tú tampoco es un drama, si trabajases por cuenta ajena no tendrías problemas para acudir”, ¡pues otra mentira oye! He trabajado en agencia y tampoco podía dejar mi puesto de trabajo durante 2 tardes, 3 tardes o las que sea entre semana para irme a un cursillo a las 4 de la tarde… por lo que de nuevo me acabo preguntando ¿para qué y para quién se hacen realmente estos cursos?

Las 3 principales ventajas de proponer cursos en horarios fuera de la jornada laboral son :

– Puede ir todo el mundo: Pueden acudir profesionales de todo tipo tanto por cuenta ajena como por cuenta propia y parados.

– Mayor interés: No se crea ese efecto de “me apunto al curso para librarme del curro durante 2 tardes” no nos engañemos, eso pasa. (cuidado , no estoy generalizando)

– Mayor implicación: La concentración que se pone en el curso será mayor al estar liberado de la tensión propia de haber “dejado” tu puesto de trabajo.

Por supuesto, se suele tratar de cursos que tienen una duración de 1 mes a 3 meses (por lo general, recalco) por lo que lo de “me fastidia el fin de semana” es algo que solo puede estar ligado a la nula intención de hacer un esfuerzo temporal.

¿Qué me decís?

¿Estamos ante un cambio de tendencia en las costumbres de compra?

La eclosión de Internet, las nuevas tecnologías, las compras online, los métodos de pago alternativos (y seguros)… está claro que han cambiado nuestros hábitos de compra desde hace unos años. Es por ello que el comercio tradicional se mueve en la misma línea, intentando adaptarse al nuevo paradigma, en un intento de mantener la cuota de mercado que, hasta hace poco, veía sólo amenazada por competidores que usaban las mismas reglas de juego. Hoy en día podemos comprar online a cualquier hora del día o de la noche, en tiendas de cualquier lugar del mundo, pagar con la seguridad que ofrecen las nuevas herramientas y tener perfecto conocimiento de la ruta que está siguiendo el producto comprado hasta la puerta de nuestro hogar, en todo momento.

Por ello, se están generalizando las compras de artículos con precios significativamente más altos que los de antaño, ya que la confianza del consumidor crece día a día, frente a las reservas que todos sentíamos -con razón- hace tiempo al comprar un artículo fuera del circuito habitual de fabricantes-distribuidores-tiendas físicas.

Ante este escenario, se está imponiendo en muchos lugares la libertad de horarios -discutida y discutible en muchos lugares de nuestro país-, amén de iniciativas como la Shopping Night que justamente hoy se celebra en Barcelona, un evento en que una serie de comercios del Paseo de Gracia abren sus puertas desde las 8 de la tarde hasta la 1 de la madrugada, y otras muchas acciones conjuntas de asociaciones de comerciantes dirigidas a atraer a los clientes a sus establecimientos.

Paralelamente, el comercio online se adapta sucesivamente y toma como suyos, ya desde sus inicios, conceptos como el de las rebajas, las ofertas, los cupones de descuento y demás. Los beneficiados de todo esto son, naturalmente, los consumidores, pero sobre todo los productores de estos artículos, que ven como aumentan exponencialmente sus posibilidades de negocio. Ahora parece que en España empieza la tendencia a liberalizar las rebajas, hasta ahora fuertemente reguladas temporalmente. ¿Veremos pronto un Black Friday en nuestro país? De la manera en que hemos adoptado costumbres norteamericanas sin excesivos miramientos, quizás no sería de extrañar.