"Un juguete sin publicidad no existe"

No lo digo yo. Lo dice José de la Gándara, Director General de Famosa, en una interesante entrevista publicada el pasado 4 de enero en el diario El Correo.

Lo dice en respuesta a la pregunta del periodista: “Creo que han invertido cerca de 10 millones de euros en anuncios de televisión”. Y dice José:

“Un juguete hoy en día sin publicidad casi no existe. Es una inversión muy importante”.

No estoy de acuerdo. Sí, pero no. Hay juguetes y juguetes. Y hay marcas y marcas. Y hay categorías y categorías. Para que su juguete estrella, la famosa muñeca Nancy, seguro que ha sido así. Sólo es posible competir con Barbie a base de otros tantos millones de euros en publicidad. 

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Nancy, Barbie, Nenuco, Playmobil, MicroMachines, los Meccano. Hace años, el Enredos (ahora Twister), las Barriguitas, el ya clásico Monopoly, el Tragabolas, el Quién es quién, e incluso Gusiluz, etc. Son juguetes que generaron demanda fundamentalmente a base de anuncios en televisión, y después se dejaron llevar por el boca-oreja. Pero creo que la afirmación de que “sin publicidad, un juguete no existe” depende del juguete, de la edad a la que nos dirijamos, del tipo de diversión que produce, etc.  

Por ejemplo, mi sobrino es muy feliz con una excavadora grande de plástico, que no tiene nombre. Mi sobrina se pasa las horas pulsando los botones de una tortuga cantarina, fabricada por una marca desconocida que no recuerdo. Y estoy segura de que ha habido (y habrá) otros muchos éxitos de ventas de juguetes que no han recibido ni un euro de inversión en publicidad.

Para algunos tipos de juguetes, la inversión en marketing se ve reflejada únicamente una buena estrategia de distribución. Venderse en el Toys’r’us, negociar su ubicación perfecta en El Corte Inglés o en los escaparates de las jugueterías más importantes, pueden hacerle obtener mucho más éxito que una docena de anuncios en televisión.

En el caso de otros juguetes, sin embargo, todos los esfuerzos de marketing deben estar destinados al packaging. Cuando entramos en una juguetería o en la sección de juguetes, nos vemos ahogados por decenas de colorines, cajas y reclamos. Atraer la atención del niño o de la persona que va a comprar el juguete es fundamental. Una buena presentación del juguete, mediante la cual la persona que lo vaya a comprar o incluso el propio niño puedan ver exactamente qué hace, cómo es, cómo se juega… puede ser la mejor carta de presentación, y la autopista directa a convertirse en un éxito de ventas.

No todo es publicidad. Hay otros aspectos del “marketing mix” que hay que cuidar para que nuestro producto, en este caso un juguete, alcance sus objetivos.