La cuestión en temas de publicidad sobre qué es mejor, sí la cantidad de “ruido” que genere nuestro producto o servicio, o bien la calidad de dicha información, continua siendo hoy un día un tema de gran controversia. Y, es que no es para menos.
De todos es conocido el refrán “Más vale poco y bueno que mucho y malo”. Pues bien, desde mi humilde punto de vista este refrán no nos vale cuando hablamos de publicidad. Veamos por qué.
Por supuesto yo soy de las que creen que la calidad debe valorarse por encima de la cantidad. No obstante, siempre debemos cubrir la necesidad de que nuestro producto o servicio sea conocido por nuestro público. Esto no es tarea fácil ni mucho menos, por lo que llegamos a cometer errores incalculables.
Realmente es vital que nuestro público nos conozca. Por ello, numerosas campañas publicitarias no dudan en bombardearnos continuamente con mensajes publicitarios por diversos canales. Pero, ¿si todas las compañías hacen lo mismo, como puedo yo recordar un producto o servicio?
La calidad de la información que se transmite mediante la publicidad será la que marque la diferencia. Cada uno de nosotros recibimos al día cientos y cientos de mensajes publicitarios, sin embargo sólo somos capaces de centrarnos y recordar las cualidades de productos determinados. He ahí, la importancia de la calidad de nuestra publicidad. De lo llamativa que esta sea, del énfasis que se ponga en las cualidades positivas del producto, de la sensibilidad que genere o de lo excitante que pueda llegar a parecerme.
En definitiva, cuando hablamos de publicidad debemos modificar el ya famoso refrán. Hagamos nuestro producto visible al público al mismo tiempo que presentamos información de calidad. Por lo tanto amigos, no hagamos de la calidad o cantidad una dicotomía, sino que tratemos de trazar un camino conjunto para ambas.
Laura Vergara Barreiros
Psicóloga. Máster en Gestión del talento y Dirección de Recursos Humanos.