Todos hemos visto esos anuncios de hamburguesas apetecibles. Pasar por delante de un Mc Donald’s o Burger King y ver esos enormes pósters con unas hamburguesas que parecen de otro planeta y que nos empujan hacia la puerta, es una experiencia que todos hemos experimentado, tanto con hambre como sin ella. Lo mismo al ver los anuncios de televisión cuando se presenta este manjar solo para deleites ocasionales.
Evidentemente, tanta perfección tiene truco, ¿pero sabemos hasta qué punto? Está claro que al igual que se maquillan, visten y se cuidan a cada detalle los modelos de un anuncio y otros factores ambientales como la luz o la decoración, cuando la hamburguesa es la estrella, también hay aspectos que deben estar presentes para conseguir esos efectos emocionales de la publicidad.
Seleccionar el pan perfecto, organizar las pepitas del pan de hamburguesa, elegir la lechuga más colorida, la rebanada de tomate mas simétrica y colorida o conseguir ese aspecto de hamburguesa barbacoa, son algunos de los objetivos que se marcan quienes preparan estas hamburguesas que a nadie nos gustaría probar. Evidentemente, no por su aspecto, pero quizás sí por su gran manipulación y técnicas de enmascaramiento, responsables de ese resultado tan perfecto y que pueden descubrir en esta preparación de hamburguesas de anuncio
Después de ver todo esto, no es de extrañar que el consumidor sienta cierta decepción cuando abre la caja en la que se guarda su hamburguesa. La lechuga que apenas se encuentra, el queso en un lado, el pan aplastado… En fin, una diferencia abismal que ilustran muy bien en este vídeo.
Evidentemente, es lógico que haya una preparación de las hamburguesas antes de los anuncios. Aquí no debería existir ningún problema, pero quizás se encuentre en la forma de presentarlas. Por supuesto, se trata de comida rápida y quienes a estos restaurantes acuden, buscan dos cosas: precio y sabor. Aspectos como la presentación quedan en un segundo plano, a no ser que la falta de ingredientes sea notable, que es lo que ocurre muchas veces.
¿Deberían estas cadenas de alimentación trabajar en conseguir unos estándares de cantidad/calidad a la hora de vender sus productos alimenticios o el consumidor se siente satisfecho solo con las dos ventajas estrella: precio y sabor? ¿Se conseguiría alguna ventaja mejorando esta imagen o a la empresa le sale más rentable invertir en publicidad que en tiempo a la hora de ofrecer un servicio rápido aunque así se ponga en duda la calidad de sus productos?