No es noticia, la prensa se muere

Una de las cosas más surrealistas que se puede presenciar es un debate sin debate como ocurrió el pasado viernes en el arranque del congreso Innova Bilbao cuando dos experimentados periodista diagnosticaban al enfermo (la prensa escrita) y reflexionaban sobre si se muere el periodismo. El coloquio proseguía mientras la imaginación hacía de la suyas y más de uno podíamos sentir los zombis rondando el auditorio al ritmo de la melodía de Walking dead.

Desde la irrupción de Internet la mastodóntica prensa tradicional vive su particular extinción, un cataclismo comparable al que sufrieron los dinosaurios tras el impacto del meteorito. Entregada a la vocación de quinto poder antes que al del servicio público, las grandes empresas pastelean aún con los gobiernos y dan la espalda al interés general volcándose en las noticias políticas, las más denostadas por los ciudadanos.

Internet y las redes sociales han acabado por desnudar la situación real del periodismo. El sistema prosperaba a falta de alternativas mientras su falta de credibilidad crecía al ritmo del de los políticos. Encantados de haberse conocido, sus directivos no vieron venir la amenaza de Internet sobrevalorando su fortaleza. Se sentían los reyes del mambo, aunque estaba a tan sólo un click del declive.

Jon Oleaga, @oleaga, fundador de Etceter, nos hablaba este año durante el curso Comma de los recelos que provocaba su trabajo de SEO en el diario ABC hace 8 años. La analítica web era infalible y destapaba situaciones insostenibles, como el de vacas sagradas de la pluma que cobraban muy por encima de la difusión que alcanzaban. Dicho de forma irónica (son mis palabras) no les leían ni sus abuelas (por decir algo, las abuelas siempre nos leen, ¿no?).

La distancia con el público potencial no se produce únicamente por empacho de poder o de autosuficiencia. Hace tan sólo 3 años cubrí para el Deia un aparatoso incidente del metro en Lamiako. El muro de una fábrica abandonada se precipitó sobre las vías obligando a uno de los convoyes a realizar un frenazo de emergencia. Los alterados pasajeros fueron evacuados por la misma vía y el servicio se interrumpió el resto del día. En plena hora punta decenas de miles de pasajeros quedaron atrapados en las estaciones del metro sin poder utilizar el tren para volver a casa.

A la edición escrita del periódico, esa que tiene que lograr ser lo suficientemente interesante para que la gente la compre por más de un euro, sepultaba la noticia en la página 8. Incluso un robo en una segunda vivienda de Carranza (población menor de 3.000 habitantes) desplazaba el accidente al faldón con un espacio de 60 líneas. Los responsables tiraban de manual, un pleno ordinario de la Diputación que no cambió la vida de ningún vizcaino al día siguiente.

La propia edición Online del día le dio un tratamiento importante y las reacciones se sucedían en pocas horas con medio centenar de comentarios, cifras que sólo alcanzaban los temas más candentes para los lectores.

Visto lo visto, en un mundo hiperconectado pleno de referencias informativas, los lectores han desertado de unos medios tan condicionados por influencias ajenas a sus intereses. La proliferación de canales alternativos como las redes sociales, les han desplazado. Los consumidores de noticias pueden recabar sus propias fuentes y seleccionar directamente a sus informadores. Y por si fuera poco, la crisis está resultando la puntilla de gracia con una caída dramática de la publicidad, su principal medio de ingresos.

De cara al futuro, seguramente en pocos años la prensa será plenamente Online, para atajar gastos, y transmedia, potenciando sus contenidos multimedia. César Coca, periodista de El Correo, daba algunas pistas del futuro del periodismo en el coloquio de Innova Bilbao y se aventuraba a pensar en la fórmula financiera del mecenazgo, lo que para mí supone una dependencia aún peor.

Tal vez el cambio no sea mejor y que la información pierda la capacidad de reflexión de la prensa. Tal vez. Pero como le ha ocurrido también a la publicidad tradicional, los periódicos juegan una nueva liga con nuevas reglas. Por primera vez, la información se ha democratizado y cualquiera puede generar información. Han perdido el monopolio. Debajo una escena figurada de la publicidad tradicional en la que se demuestra que el divorcio con el público no es patrimonio exclusivo de la prensa.

¿Qué futuro le veis vosotros al periodismo?
[youtube http://www.youtube.com/watch?v=NqXylWPIm40]