Un intento de reflexión desde la propia profesión,
un ejercicio de crítica y autocrítica.

Hoy me dirijo a ti, diseñador o futuro diseñador. Tengo 31 años por lo que no soy ningún dinosaurio ni gurú de la profesión, soy una trabajadora del sector de la comunicación, diseñadora gráfica concretamente, autónoma y que también he trabajado por cuenta ajena. Estudié Bellas Artes y Artes gráficas y día a día me esfuerzo por dar lo mejor en cada proyecto. Tanto dato y descripción es justificado, porque quiero que sepas que quien te habla es una chica normal y corriente, que ha estudiado y que ha tenido sus épocas buenas y malas. Simplemente me he formado/esforzado para trabajar en lo que me gusta y con ello poder vivir, porque entonces no sería un trabajo sino un hobby.
No voy a desgranar la historia del crowdsourcing, hay mucho para leer sobre los orígenes del termino y uso, yo no soy una teórica de ello, ni quiero. Lo que quiero es avisarte de que eso a lo que no estás dando ninguna importancia o que ni siquiera te has planteado a ti también te toca.
Supongo que todos los diseñadores o estudiantes de diseño conocéis este tipo de plataformas de crowdsourcing de diseño y si no, deberíais hacerlo. Pero no para participar en ellas, que por supuesto sois muy libres de hacerlo, sino para tratar de hacer el esfuerzo, EL GRAN ESFUERZO, de pensar en vuestro futuro y no en lo más inmediato. Y ahora, explicaré por qué.
Si te registras en cualquiera de estas webs y decides presentarte a algún proyecto es bastante probable que lo primero que veas es que el precio del servicio se ha devaluado enormemente, es decir, si el cliente ofrecía un trabajo por 500€ probablemente se lo lleve por menos de 300€. De repente ves que este tipo de sitios son como zocos en los que se regatea en el precio… pero lo llamativo del asunto es que esta devaluación proviene del propio diseñador que se ofrece, es el currela delante de su ordenador que, suponiendo que es profesional de ello, baja las ganancias que va a recibir, ese mismo obrero de la comunicación que decide devaluar su propio trabajo pensando que de alguna manera será rentable… Y sí, lo será, ganarás un dinerillo extra pero tendrás humo en tus manos, ese premio que ha sido llevarte el trabajo de 300€ te dará una sensación gratificante al principio pero no lo olvides, al fin y al cabo has ganado un concurso ¿cuanta gente conoces que haya ganado muchos concursos?… créeme, le estarás haciendo un flaco favor a tu carrera profesional.
Imagina que, un día, decides ofrecerte como freelance y buscas clientes por tu cuenta. Consigues uno y llega el momento de presupuestar, el cliente lo ve y entonces… regatea y te dice que en las plataformas de crowdsourcing le sale mucho más barato y además le envían más de 20 propuestas por la mitad de tu precio… De repente tu idea de trabajar en lo que te has formado durante años, de conseguir una cartera de clientes que te permitan pagar las facturas, comer, vestir… Vivir al fin y al cabo se esfuma, porque no nos engañemos, si estás solo, como autónomo, es muy complicado que tu facturación sea estable, buscar clientes, mantenerlos requiere una dedicación que parece que cada vez menos gente está dispuesta a hacer… Ahora piensa que tienes clientes y que observas que cada vez están dispuestos a pagar menos y a exigir bastante más. Tendrías que embarcarte en muchísimos más proyectos para llegar a fin de mes pero con las mismas dos manos. Es simplemente imposible.
Creo que hay muchas maneras de aprovechar este tipo de plataformas, como medio para encontrar necesidades de clientes que igual tú no conocías y así mejorar tus servicios, conocer como redactan los briefs las personas que en algún momento podrían requerir de tus diseños y así no llevarte un susto, puede ser una manera de obligarte a diseñar y así, si no tienes otra opción, ir engrosando tu portafolio… Pero lo que no deberías aprender de este tipo de sitios es a aceptar que tu trabajo, del que tú quieres vivir y con el que pretendes ser feliz, sea puesto a subasta como si no valiese nada o lo pudiese hacer cualquiera.
Si tú también te estás esforzando en salir adelante día a día como diseñador gráfico, si te levantas a las 7 de la mañana y te quedas pegado al ordenador hasta las 10 de la noche, si trabajas tu reputación como diseñador de forma profesional, tratas cada día de aprender algo nuevo o de lograr algo, lo que sea que te hayas propuesto, si te gusta sentir que estás construyendo tu propio proyecto sin depender de si ganarás o no un concurso… Entenderás por qué he escrito esto.